Aceite de Argán: el oro verde de Marruecos
Los marroquíes lo denominan el oro verde y no sólo se utiliza en cosmética, el aceite de Argán también se usa en cocina
La llamada cosmética verde consigue un mayor número de adeptos en un mundo en el que se intenta volver a la naturaleza. Se basa en cosméticos cuyos principios activos son naturales. Entre sus productos destaca el aceite de argán.
Origen del aceite de argán
El aceite de argán es un producto que proviene de los frutos del árbol de Argán que se encuentra de forma mayoritaria en el sudeste de Marruecos. Allí las mujeres bereberes recogen los frutos y mediante un proceso manual y laborioso en el que se rompe uno a uno los frutos para obtener las semillas, éstas se comprimen mediante una prensa de piedra. Se trata de un proceso costoso que requiere unas 20 horas de trabajo para obtener un litro de aceite.
Los marroquíes lo denominan el oro verde y no sólo se utiliza en cosmética, sino también a nivel culinario. En Francia este tipo de aceite ha aumentado su popularidad recientemente como condimento exquisito de numerosos platos.
Beneficios del aceite de argán en la piel
El aceite de argán destaca por sus propiedades hidratantes, antiarrugas y regenerantes, todo ello sin dejar un rastro graso. Se puede utilizar en el cutis, el cuerpo, e incluso en el pelo para hidratar las puntas o el pelo castigado. Cuando se utiliza para el cabello, el aceite de argán tiene una función de sellado de cutículas que sanea el pelo y evita la sensación de encrespamiento.
Mucha gente lo considera el rey de los aceites, pues al tratarse de un aceite seco no produce ninguna sensación grasienta y es absorbido de forma rápida por la piel. Además, y a diferencia de otros aceites como por ejemplo el aceite de rosa mosqueta, el aceite de argán es no comedogénico, es decir, permite que los poros de la piel respiren y no se obstruyan dando origen a puntos negros o granitos.
El aceite de argán y su uso en belleza
El aceite de argán tiene un alto contenido en tocoferoles, vitamina E, que le aportan propiedades antioxidantes y antirradicales libres. Este tipo de aceite se puede encontrar en la composición de un gran número de cremas faciales que deberán ser utilizadas dependiendo de cada tipo de piel, aunque en estos casos la cantidad del aceite puede ser mínima.
Hay que tener en cuenta que siempre es más acertado comprar el aceite 100% puro. Si es de calidad, el aceite no es graso, se absorbe de forma rápida y sin dejar residuos aceitosos contribuyendo a que la piel recupera esplendor, flexibilidad y un aspecto saludable. Con el uso de este tipo de concentrados tan sólo serán necesarias unas gotas aplicadas en la piel limpia mañana y noche para notar de forma rápida su gran poder de regeneración y restructuración de tejidos. 
