Estructura de la piel y del cuero cabelludo
Estructura de la piel humana
La piel es el órgano más extenso del cuerpo, con una superficie media de 1,6 m y un peso aproximado de 4 Kg. Está constituida por tres capas sucesivas, la epidermis, la dermis y la hipodermis. La función principal de la piel no es sólo la de actuar como barrera impermeable o defensiva contra las agresiones externas, sino que además regula la pérdida de calor del organismo y transmite los estímulos que le llegan.
La piel del cuero cabelludo sólo difiere de la del resto del cuerpo en la abundancia de folículos pilosos de gran tamaño, drenados por las glándulas sebáceas. Estas glándulas secretan una sustancia llamada sebo, formada por una mezcla de grasas, colesterol y proteínas, que lubrica el pelo y evita que éste se reseque. La actividad de las glándulas sebáceas aumenta en la pubertad y difieren en número y actividad entre las diferentes personas.
La epidermis
La epidermis, que se encuentra relacionada con las alteraciones del cuero cabelludo, es la primera barrera de protección del organismo por ser el revestimiento más externo de la piel. Está constituida por cuatro capas de células perfectamente estratificadas: estrato basal, estrato espinoso, estrato granuloso y estrato córneo.
La epidermis se encuentra en continua renovación. Las células del estrato basal, los queratinocitos, son las únicas células que se dividen y diferencian. Las células hijas que se forman en esta capa migran hacia la superficie, pasando por un proceso de maduración específica (pierden el núcleo, se queratinizan y se vuelven planas) hasta formar la capa protectora impermeable denominada estrato córneo. Las células córneas o corneocitos, se desprenden continuamente de la superficie de la piel en una continua descamación.
Normalmente, la epidermis del cuero cabelludo, como la del resto del cuerpo, se renueva regularmente cada 28 días. Este cambio es microscópico y pasa inadvertido; sin embargo, hay ocasiones en las que la liberación de corneocitos es masiva y visible, como ocurre en el caso de las personas que padecen el problema de la caspa.
La caspa (Pityriasis capitis), de ahí su nombre, se define como una descamación excesiva del cuero cabelludo acompañada de prurito leve pero sin signos clínicos de inflamación. El mecanismo de aparición de la caspa es consecuencia de un aumento de la velocidad de descamación de la epidermis, en el que las células de la capa basal precisan la mitad del tiempo que en un cuero cabelludo no afectado para alcanzar el estrato córneo. Esta proliferación anormal provoca un incremento del número de células córneas, acompañado de una anómala cimentación, que se traduce en la aparición de grandes agregados de células córneas en el cuero cabelludo. Se debe tener en cuenta que existen tratamientos para eliminar la caspa.
A veces puede confundirse el diagnóstico de la caspa con el de la dermatitis seborreica, debido a que presentan una sintomatología semejante. Sin embargo, a diferencia de la caspa, la dermatitis seborreica se caracteriza por una inflamación y descamación en áreas con una alta concentración de glándulas sebáceas, como el cuero cabelludo, cejas, frente, pestañas, regiones retroauriculares y pliegues nasofaríngeos.
estudiar sobre la piel me doy cuenta que ay muchas cosas que aprender sobre la belleza