La planta de lino y el aceite de linaza

Las semillas de lino y el aceite que se obtiene de ellas tienen múltiples usos y propiedades nutricionales beneficiosas.
El lino (Linum usitassimum) es una planta herbácea que crece de forma natural en países mediterráneos. Su cultivo se realiza desde hace milenios con dos fines principales: la fabricación de tejidos a partir de sus fibrosos tallos, y el uso de las semillas como alimento. Tanto las semillas de lino como el aceite que se obtiene de ellas tienen múltiples usos y propiedades nutricionales beneficiosas.
Los primeros cultivos de lino de los que se tiene conocimiento se realizaron en el Antiguo Egipto. El lino cultivado se adapta bien a distintas temperaturas y climatologías. Prueba de ello es que, en la actualidad, los principales productores de lino son países muy alejados de su zona de origen, como Canadá, China y Rusia.
La linaza, una medicina natural
En la antigüedad, la semilla de lino (conocida como linaza) se maceraba para utilizarla contra el estreñimiento y para combatir la inflamación intestinal. También se usaba de forma tópica para calmar irritaciones y procesos inflamatorios cutáneos. Entre el 25 y el 30% de la semilla es fibra, de la cual un tercio es fibra soluble y dos tercios insoluble. Por ello, es un buen laxante ligero. La cáscara de la semilla presenta mucílagos que se liberan al humedecerla, estimulando las paredes intestinales y mejorando la secreción gástrica. Este efecto puede beneficiar a aquellas personas que sufran alteraciones del flujo intestinal o procesos inflamatorios, como la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa. La linaza contiene beneficiosos lignanos, compuestos polifenólicos antioxidantes que resultan útiles para tratar los síntomas de la menopausia.
El aceite de linaza es una fuente de ácidos grasos esenciales
El aceite de linaza está constituido por más de un 80% de ácidos grasos insaturados, entre los que destacan los ácidos grasos poliinsaturados de la familia Omega: oleico, linoleico y alfa-linolénico (Omega 3, Omega 6 y Omega 9, respectivamente). Estas grasas poliinsaturadas mejoran la salud cardiovascular y son imprescindibles en la alimentación, ya que el cuerpo humano no puede sintetizarlas a partir de otros compuestos. Dada la alta concentración de ácidos grasos esenciales, el aceite de linaza es un complemento perfecto para dietas vegetarianas o veganas, dado que los alimentos que comúnmente aportan estos importantes nutrientes son de origen animal. De hecho, el aceite de linaza es, junto con algunas especies de marisco, uno de los alimentos con mayor concentración de Omega 3.
Un nutritivo alimento
Las semillas de linaza tienen un sabor muy suave que hace de ellas un buen acompañamiento en diferentes platos, ya que no modifican el sabor original. Su uso en ensaladas y como ingrediente en panes y pasteles es quizá el más habitual. Dada la dureza de su cubierta, estas semillas apenas se digieren si se consumen enteras. Sus nutrientes se asimilan mucho mejor si se muelen previamente. Además de la fibra y los ácidos grasos ya nombrados, semillas y aceite contienen proteínas, vitaminas B1, B2 y B6, y oligoelementos entre los que destacan el cobre, fósforo, magnesio, potasio y manganeso. El aceite de linaza de mejor calidad se obtiene mediante métodos físico de prensado en frío. Las altas temperaturas, particularmente por encima de los 180º hacen perder propiedades y nutrientes a este alimento. El mejor modo de consumirlo es en crudo, de forma directa o como acompañamiento en ensaladas. Es conveniente proteger el aceite de la luz intensa y mantener los recipientes bien cerrados para evitar la oxidación.