Los materiales de suspensión facial llevarán factores de crecimiento a las zonas a rejuvenecer
Se trata de sustancias que fomentan tanto la proliferación celular como su supervivencia.
La utilización de una nueva generación de materiales de suspensión facial supuso toda una revolución en la cirugía plástica. Sin embargo, el camino de éstos no ha llegado, ni mucho menos, a su fin. El prestigioso cirujano plástico, Nicanor Isse (EE. UU.), ha avanzado durante su participación en Fibell, las investigaciones para dotar de nuevos usos a estos materiales. “Actualmente estamos trabajando en una investigación para emplear los materiales de suspensión facial no sólo como un fin en sí mismo, sino también como un medio. La idea es conseguir la transmisión a través de estos materiales de factores de crecimiento a las zonas que deseamos rejuvenecer”, explica el cirujano plástico.
Existen diversos tipos de factores de crecimiento. Su función es amplia y comprende la proliferación celular y su supervivencia. También estimula la migración celular y su diferenciación. Por eso, la situación de los materiales de suspensión dentro del tejido facial los convierte en un medio “con unas grandes posibilidades”.
Ventajas de los materiales de suspensión
Tal y como expone Nicanor Isse, los materiales de suspensión desempeñan dos propósitos principales: “El primero de ellos se refiere al anclaje y elevación de los tejidos, lo que permite el rejuvenecimiento facial y previene que los tejidos se desplacen hacia abajo a causa de la fuerza de la gravedad. De este modo, se consigue retrasar en gran medida los efectos del envejecimiento en las zonas tratadas”. La segunda de las funciones que apunta el experto es que “permiten el crecimiento de nuevas fibras colágenas”. Así, “al existir un elevamiento de los tejidos, se facilita el desarrollo de una mayor vascularización, con el consiguiente aumento de las fibras colágenas de la cara”. El resultado no es otro que “un aspecto más turgente y jovial del cutis”.
Uso sin cirugía
Los materiales de suspensión facial nacieron con la idea de producir suspensiones del tejido durante las endoscopias faciales. “Si imaginamos la cara como una capa concéntrica de tejidos, el endoscopio se usa para despegar la adherencia de esas capas. Una vez despegadas, permiten la rotación para colocarlas en una posición más armónica”.
Este tipo de elementos pueden ser de dos tipos, suturas o “dispositivos”, aunque también se utilizan ambos de forma combinada. Según recalca el experto californiano, “el desarrollo de la técnica y de los materiales ha posibilitado que en determinados casos sea posible su utilización de manera independiente, sin necesidad de cirugía abierta ni de cirugía endoscópica”. En estos casos, el procedimiento se hace con anestesia local “y es una cirugía de una hora, con resultado inmediato y con una mínima recuperación: dos o tres días”.
Los materiales de suspensión facial son absorbibles y de manera general están compuestos de ácido glicólico combinado con ácido láctico, aunque también se emplean suturas de polipropileno. La longitud de los dispositivos ronda los 25 cm y es en los últimos diez donde se encuentran los enganches que los permiten desplazarse en una única dirección, y anclarse y elevar el tejido cuando el sentido del movimiento se invierte.