¿Por qué hacer ejercicio durante la tercera edad?
La sed de la inmortalidad, constituye uno de los mayores anhelos de la humanidad y, por ello, la ciencia ha encontrado en el antienvejecimiento uno de los negocios más lucrativos que existen.
En la naturaleza ya tenemos una especie naturalmente inmortal: la medusa Turritopsis Nutricula, que es capaz de invertir el proceso de envejecimiento gracias a su regeneración celular; y ya hay voces que afirman que en el siglo XXII el ser humano podría vivir eternamente. No obstante, considero que no sería descabellado afirmar que, a día de hoy, el ejercicio físico es el elixir de la vida más fiable del que disponemos, además del más barato.
- Por una parte, el ejercicio físico actúa aumentando la esperanza de vida de la persona que lo practica. Según un estudio publicado recientemente en The Lancet, realizar 15 minutos de ejercicio al día aumentaría 3 años la esperanza de vida; y hasta 4 años en al caso de invertir 30 minutos diarios. Por otra parte, y esto es lo más interesante, el ejercicio físico es un remedio eficaz para combatir los factores de riesgo asociados con la edad, lo que se traduce en una mayor calidad de vida. A continuación, analizaré algunos de los factores de riesgo más importantes, así como el efecto que el ejercicio físico provoca sobre los mismos.
- Disminución de fuerza y masa muscular: si somos sedentarios, a los 50 años tenemos un 10% menos de masa muscular y, a los 80 años, un 40% menos; lo que disminuye notablemente los niveles de fuerza y provoca dificultades en gestos cotidianos como levantarse de una silla, andar, subir escaleras, etc. En este sentido, dos décadas de pérdida de masa muscular asociada al envejecimiento pueden ser revertidas con, aproximadamente, 2 meses de entrenamiento de la fuerza. ¡Esto sí que cunde!
- Disminución de la densidad ósea: este factor está estrechamente vinculado con el anterior, puesto que la pérdida de masa muscular está asociada con una disminución de la densidad ósea, que es uno de los factores de riesgo más importantes de las fracturas de huesos (como la fractura de cadera). Esta disminución afecta de manera muy especial a las mujeres menopaúsicas, siendo la osteoporosis una de las afecciones más comunes de este colectivo.
- Si bien es cierto que hay muchos estudios contradictorios sobre los efectos del ejercicio en la densidad mineral ósea de regiones específicas, todo parece indicar que el entrenamiento de la fuerza puede, por lo menos, prevenir algunas de las pérdidas que se producen por el tiempo en las personas mayores.
- Disminución de los niveles de condición física cardiovascular: con la edad se produce una pérdida de flexibilidad de los vasos sanguíneos y de fuerza de contracción por parte del corazón, lo que provoca un aumento de la presión arterial en reposo y que el volumen de sangre que se moviliza sea cada vez menor. Si no se hace nada por remediarlo, esto favorece la aparición de enfermedades cardiovasculares que son, según la OMS, la principal causa de muerte en todo el mundo.
Son numerosos los estudios publicados que han demostrado que un entrenamiento combinado de fuerza y ejercicio aeróbico retrasa en 10-15 años la disminución del consumo máximo de oxígeno, reduce el riesgo de padecer enfermedades coronarias y disminuye la presión arterial.
Aunque hay más factores que podríamos analizar, creo que esta muestra es suficiente para concluir que, a la hora de combatir el envejecimiento, podemos simplemente teñir nuestras canas y usar crema antiarrugas, o ir más allá y centrarnos en los factores de riesgo asociados a la edad practicando ejercicio regularmente.