La postura al sentarse influye en la autoestima
Estudios recientes encuentran relación entre la postura a la hora de sentarse y la autoestima.
La postura al sentarse y la autoestima
Investigaciones recientes sugieren que la postura corporal con la que nos sentamos depende en gran medida de la opinión que tenemos de nosotros mismos. Así, los autores de esta curiosa investigación sostienen tras numerosos experimentos, que aquellas personas que se sientan con la espalda erguida son más propensas a creer en sí mismos que aquellos que lo hacen con la espalda encorvada. Los primeros manifiestan una mayor autoconfianza, mientras que los segundos tienen una autoestima más baja y como consecuencia son menos propensos a creer en sus propias afirmaciones.
La conclusión de la investigación es que la postura corporal no sólo influye en lo que los demás piensan de nosotros, sino también en el concepto que cada uno tiene de sí mismo.
El doctor Richard Petty, quien es el coautor del estudio y profesor de psicología de la Universidad Estatal de Ohio afirma: nuestra postura puede también afectar a cómo pensamos sobre nosotros mismos. Si usted se sienta derecho termina por convencerse a si mismo ayudado por la postura en la que se encuentra.
El estudio se realizo tomando como sujetos de investigación a 71 estudiantes de la Universidad Estatal de Ohio. De esta investigación se obtuvieron resultados sorprendentes, en los cuales se muestra la importancia de la postura corporal en cuanto a la valoración que cada uno tiene de sí mismo.
Los estudiantes con rasgos de personalidad más positivos y que se sentaban erguidos manifestaban una mayor seguridad a la vez que se autocalificaban de manera más alta como profesionales. Sin embargo, aquellos que permanecían encorvados no parecían seguros de sus afirmaciones y mantenían posturas más negativas. Estos resultados se publicaron en la Revista Europea de Psicología Social.
Como dice el doctor Petty, de esta investigación se deduce que la confianza de cada uno no sólo proviene de la mente sino que no se dan cuenta de que su postura afecta cuánto creen en sí mismos.
Al sentarnos encorvados, nuestro cuerpo mantiene una distribución desigual del peso lo que implica posibles daños a la piel y a la columna. A su vez, mantenernos sentados hacia delante o con los hombros caídos, hace que los pulmones se encuentren más presionados, trabajen más duro y que por lo tanto el sujeto respire peor.